Primera semana de escarcha. Hasta la fecha, he conseguido salir airosa de caídas y deslices, así que aún estoy disfrutando de la belleza del invierno sin la influencia negativa de un moratón en la cadera o una espalda dolorida. Amanece con una niebla densa, en se ve poco más que unas auras naranjas que marcan la posición de las farolas. Desde los ventanales de la clase de español tengo una vista al fiordo impresionante, y cuando tengo allí el primer bloque, es gracioso ver las gaviotas planeando sobre el agua: parecen estar volando en la nada, en una especie de limbo gris e indefinido. Entre la «pausa de las galletas» después del primer bloque y la comida después del tercero, el sol poco a poco escala las montañas por el Este y cambia los tonos blancos de la orilla de enfrente a una gama verde y marrón más otoñal, mientras nosotros seguimos esperando en la sombra. A la hora de comer es nuestro turno por fin. Los últimos cúmulos de neblina que resistían sobre el fiordo se van levantando y la escarcha comienza a brillar y relampaguear sobre las hojas y ramas, el banco y el tejado de la kantina, que es el límite para el sol. Más allá de eso – tinieblas constantes.
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.La niebla, el frío y la escarcha me encantan, pero me recuerdan a un poema muy triste de Goethe, Der Erlkönig, El Rey de los Elfos (aunque una traducción más exacta, aunque quizá menos poética, sería El Rey de los Alisios), compuesto en 1782 como parte de la balada operística Die Fischerin (La Pescadora), en la que la protagonista canta la historia mientras trabaja. Trata de un padre y un hijo que viajan juntos a caballo en el frío y la oscuridad de la noche, y el hijo comienza a ver al rey de los elfos, quien le ofrece llevarlo a su reino, donde sus hijas lo están esperando y le arrullarán y cantarán y bailarán para él. El padre trata de clamarlo y convencerlo de que sólo es el sonido de las hojas secas, las siluetas que forma la niebla. Pero el poema se torna más y más oscuro y al final el rey de los elfos usa la fuerza y el hijo grita que ha sido herido. El padre acelera su caballo, pero cuando llega a casa, el hijo ya ha muerto en sus brazos.
La leyenda del rey de los elfos parece venir de la mitología danesa y fue traducida por primera vez por Johan Gottfried Herder en su colección de canciones populares Stimmen der Völker in Liedern, publicada en 1778. Aparentemente, la palabra «Erlkönig» surgió a partir de un error de traducción de la palabra danesa «elle» o «eller» («elfo») en «Ellekongen» o «Ellerkongen» (rey de los elfos), por «Erle» («aliso»), en vez de «Elb» o «Elben».
Esto nos lo explica el Diccionario Alemán de Jacob Grimm y Wilhelm Grimm, que he encontrado de casualidad y me encanta. En lo que se refiere a cuentos y mitos, me imagino que habrá que creerles, ¿no?
ERLKÖNIG, m. s. erlenkönig. in HERDERS stimmen der völker (1778) wurde das dän. ellerkonge, ellekonge, d. i. elverkonge, elvekonge, also elbkönig, elbenkönig, beherscher der elbe (sp. 400) falsch übersetzt, was hernach auch GÖTHEN verführte. einen erlkönig gibt es in keiner sage.
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Deutsches Wörterbuch von Jacob Grimm und Wilhelm Grimm
Por cierto, para quien se esté preguntando, como me lo he estado preguntando yo hasta hace un segundo, qué es un aliso, es un tipo de árbol o arbusto que florece en racimos largos y delgados. En las leyendas danesas, el rey de los elfos se aparecía a aquellos que iban a morir y en su rostro se podía leer si la muerte iba a ser pacífica o violenta. El espíritu que presagia la muerte es una figura recurrente en diferentes culturas. En Irlanda, por ejemplo, son las banshees, mujeres del más allá que anuncian con gemidos la muerte de un pariente, mientras que en Asturias el sonido que hace la llavandera al golpear la ropa es el indicio de un fallecimiento.
Se dice que la inspiración para este poema le vino a Goethe durante su estancia en Jena, una ciudad en el estado alemán de Turingia, cuando una noche vio una figura lejana cabalgando a toda prisa hacia la ciudad. Recibió noticia de que se trataba de un padre del cercano pueblo de Kuniz que llevaba a su hijo enfermo a los médicos en la universidad de la ciudad. En el siglo diecinueve se erigió en Jena un monumento en honor del poema y su autor. Es una estatua representando al rey de los elfos, situada entre los barrios de Kuniz y Wenigenjena, en un lugar donde es frecuente la niebla que describe el poema…
Después de esta pequeña investigación, os dejo el poema en alemán, en español y en inglés. En inglés especialmente porque Wiktoria y yo queremos recitarlo en el poetry slam de la semana que viene. ¿Os parece que suena lo suficientemente bien?
Der Erlenkönig
Wer reitet so spät durch Nacht und Wind?
Es ist der Vater mit seinem Kind;
Er hat den Knaben wohl in dem Arm,
Er faßt ihn sicher, er hält ihn warm.
«Mein Sohn, was birgst du so bang dein Gesicht?»
«Siehst, Vater, du den Erlkönig nicht?
Den Erlenkönig mit Kron und Schweif?»
«Mein Sohn, es ist ein Nebelstreif.»
«Du liebes Kind, komm, geh mit mir!
Gar schöne Spiele spiel’ ich mit dir;
Manch’ bunte Blumen sind an dem Strand,
Meine Mutter hat manch gülden Gewand.»
«Mein Vater, mein Vater, und hörest du nicht,
Was Erlenkönig mir leise verspricht?»
«Sei ruhig, bleibe ruhig, mein Kind;
In dürren Blättern säuselt der Wind.»
«Willst, feiner Knabe, du mit mir gehn?
Meine Töchter sollen dich warten schön;
Meine Töchter führen den nächtlichen Reihn,
Und wiegen und tanzen und singen dich ein.»
«Mein Vater, mein Vater, und siehst du nicht dort
Erlkönigs Töchter am düstern Ort?»
«Mein Sohn, mein Sohn, ich seh es genau:
Es scheinen die alten Weiden so grau.»
«Ich liebe dich, mich reizt deine schöne Gestalt;
Und bist du nicht willig, so brauch ich Gewalt.»
«Mein Vater, mein Vater, jetzt faßt er mich an!
Erlkönig hat mir ein Leids getan!»
Dem Vater grauset’s, er reitet geschwind,
Er hält in Armen das ächzende Kind,
Erreicht den Hof mit Müh’ und Not;
In seinen Armen das Kind war tot.
El rey de los elfos
¿Quién cabalga tan tarde a través de noche y viento?
Es un padre llevando a su hijo pequeño;
sujeta al niño delante de sí con sus brazos,
lo asa firme, lo mantiene cálido cálido.
«Hijo mío, ¿por qué ocultas tu rostro con miedo?»
«¿Es que no ves tú, padre, al rey de los elfos,
al rey de los elfos, con corona y con séquito?»
«Hijo mío, es la niebla, reptando entre abetos.»
«¡Oh, tú, niño amado, ven, ven conmigo!;
jugaré muchos juegos hermosos contigo;
hay coloridas flores en mis prados;
mi madre te dará atavíos dorados.»
«¿Y no puedes tú oír, oh padre mío,
lo que el rey de los elfos promete a mi oído?»
«Niño mío, cálmate ya, tranquilizarte procura:
es el viento, que entre las hojas susurra.»
«¿Me seguirás, dulce niño, a mi hermoso bosque?
Mis hijas te aguardan con grandes honores;
ellas conducirán el séquito nocturno
cantarán, danzarán y te arrullarán hasta el sueño.»
«¿Y no puedes tú ver, oh padre mío,
a las hijas del rey elfo, en el paraje sombrío?»
«Mi pequeño, lo veo todo muy claro:
son viejos sauces que se mecen, grisáceos.»
«Te amo, me cautiva tu figura tan bella;
si no vienes por gusto, te llevaré por la fuerza.»
«¡Padre mío, padre mío, ahora me está agarrando!
¡El rey de los elfos me está haciendo daño!»
El padre se estremece, cabalgando sigue,
con sus brazos aferra a su hijo, que gime;
llega al palacio, con pesar y fatiga,
entre sus brazos encuentra a su hijo sin vida.
The Fairy King
Who’s he that doth travel the woods late by night?
It is the father, his son by his side.
A-holding the little boy all in his arm,
he’s wrapped him up tightly, he’s keeping him warm.
»My son, pray tell me, what frightens you so?«
»Beholdst thou not, father, the Fairy King’s glow?
With his crown made of fire, his shimmering frock?«
»My son, this is naught but a phantom of fog.«
My lovely child, come follow me!
Most pleasant games I’ll play with thee.
The flowers are bright where the river runs down,
my mother’s got many a glistening gown.
»My father, my father, pray canst thou not hear,
the Fairy King’s promises, soft in my ear?«
»O don’t be afraid, little stupid, be calm!
‘Tis naught but the wind that is shaking the elm.«
Willst thou, fairest manchild, not come and be mine?
My daughters will dress you in satin so fine.
At night, when my daughters are leading the ball
there’s laughter and singing and joy in my hall.
»O father, my father, pray canst thou not see,
the Fairy King’s daughters are smiling at me?«
»My boy, little boy, I can tell you quite sure,
‘tis naught but the willows that wave by the moor.«
I love your fair features, your grace I behold,
and if you’re not willing, you’ll never grow old.
»My father, my father, he’s touching my arm!
The Fairy King’s holding me, doing me harm!«
The father a-shudders, he speeds like the wind,
a-clutching his son, never looking behind,
he reaches his home at his horse’s last breath –
but the face of his son now is shadowed by death.
Johann Wolfgan von Goethe
Para descansar los ojos, os dejo dos composiciones bastante distintas. La primera es una adaptación del poema de Franz Schubert y la segunda es una canción del grupo alemán Rammstein, en la que cambian la leyenda del rey de los elfos a la de un rey de los vientos que se le aparece a un niño que está volando en un avión. El título de la canción, Dalai Lama, hace referencia a la aerofobia o miedo a volar del que sufre el dalai lama…