Bolsa de la colada, detalle
La verdad es que no sé muy bien cómo pasó, pero fue una batalla encarnizada… Eso sí, yo convertí a Viktorija en una obra de arte mientras que ella me llenó la cara (¡y los dientes!) de negro y verde.
Lunes, primer día de clase. Ya notábamos los nervios ayer, cuando tuvimos una reunión en el salón de actos para recibir nuestros horarios y explicar el sistema de clases a nuestros primeros años, y después de la feria de actividades que tuvimos después, para la que me reclutaron en el último momento, y de ir en bici a Flekke con Scott porque pensé que se me había olvidado allí el abrigo rojo (¡¡no panic, está aquí!!), lo único de lo que Katu y yo nos sentíamos capaces era de sentarnos en nuestras camicuevasllenas de telas y estrellas fluorescentes (primero en la de ella, luego en la mía), escuchar a Tom Waits y comer chocolate, fideos precocinados crudos y té en perfecta armonía, sin pensar en nada. Para la mayoría, ahora empieza de verdad el trabajo y se acaba el idilio vacacional de la semana pasada. Aunque ya lo sabía desde mucho antes, pero durante esta mañana se me ha hecho aún más claro que tendremos mucho trabajo este año y tendremos que sacrificar algunas cosas para dar lo mejor de nosotros en las clases y los trabajos…
El sábado, Fredrik y Oliver (Suecia), Scott (EE UU) y yo nos levantamos pronto y subimos entre la niebla y el rocío la montaña que separa Flekkefiord de Dalsfiord. Esto es Flekkefiord…
… esto es Dalsfiord…
… y esto es una roca y una nube pillados en fraganti.
¿Nos metemos en la catarata? Venga, vale. Oye, era una broma, pero bueno… ¿por qué no?
Aclaración: ¡Yo también estaba allí!
Por una parte, me gusta que hayamos empezado y por fin pueda entrar en el ritmo de trabajo en vez de andar empujando las tareas delante de mí indefinidamente, pero por el otro, soy consciente de que el aspecto académico es lo que más nos va a diferenciar y probablemente alejar de nuestros primeros años, y si ya de por sí es difícil mantener el equilibrio entre las amistades nuevas, emocionantes, y las que vienen de antes, más profundas e intensas, tengo miedo de perder contacto con algunas personas que realmente me han caído bien, y con las que he pasado bastante tiempo esta semana. Ya veremos. Quizá aquí también hay que sacrificar de vez en cuando, pero me imagino que lo que vale la pena, persiste…
La salida de la carrera del domingo a Flekke. Es una tradición del colegio y no sólo hay personas que van corriendo,…
… como la profesora de Filosofía, Summer, con Marta (Polonia) y Hala (Jordania),…
… sino que también vamos andando…
… haciendo el tonto…
… sin hacerlo…
… escuchando música…
… con un alce o sin él…
… con compañeras de cuarto…
… y compañeros de cuarto.
¡Algunos no se movieron para nada!
De momento, me concentraré en lo positivo: la clase de matemáticas eficiente, estructurada, maravillosamente comprensible, con la misma profesora del año pasado, un repaso satisfactorio en historia, una paseo por la isla en Biología, con una introducción a nuestro próximo tema, la clasificación de los seres vivos según Carl Linnaeus… Me he prometido a mí misma concentrarme, no dejarme vencer por el estrés y la desesperación o la obesión que se comienza a manifestar entre algunos de mis coaños, y estoy convencida de que todo saldrá bien al final… Y esta noche Ben y yo hemos quedado en hacer un pequeño y simpático muñeco de voodoo positivo, solo por si acaso, como plan B digamos. ¡Nada serio!
La fiesta del sábado, en la que cada habitación se disfrazó de algo distinto. Fue una de las mejores fiestas de todos los tiempos y nosotras fuimos imbatibles disfrazadas de trolls, con vestidos cosidos a manos por nosotras mismas, hechas de sacos y tela vieja, cubiertas de barro, pecas y unas colas preciosas.
De izquierda a derecha: yo, Sangita (Nepal), Wiktoria (Noruega) y Olga (Finlandia)
Para darme ánimos, subo las fotos de este fin de semana, un gran final a la primera semana en Flekke…
Bolsa de la colada, detalle