Tengo dos minutos para escribir, uno y medio. Los martes y jueves es día de baño matutino, así que tengo que irme a dormir. Hoy ha sido un día bueno, que ha empezado con una agenda llena hasta el último renglón y cada minuto planeado, y ha acabado con una Lea feliz que, de alguna manera, ha conseguido hacer casi todo lo que se proponía y además con buen talante, y ahora se siente satisfecha y contenta consigo misma. Casi ronronea. Los resultados de esta tarde son cinco bolsitas de té en la papelera, tres mías, una de Ben y otra de mi primer año de Suiza, una enorme tarjeta de cumpleaños colgada en la kantina par sorprender a Kathrine mañana y un ensayo comparativo de literatura mundial que solo necesita una última pasada y cuenta con la aprobación de María Teresa, nuestra profesora de español. Ah, y una lista de universidades interesantes que sigue creciendo…
Fue mi primera tutoría con María Teresa, y aunque había acabado un primer borrador del ensayo, lo leí ayer y vi la luz, así que me pasé la tarde entera en mi cuarto reescribiéndolo y cambiando el enfoque del tema. Lo disfruté de verdad, y ni siquiera me distrajo la visita primero de Ben, con el que vi un cortometraje muy filosófico y luego otro muy ácido, además de ver un espectáculo espontáneo de breakdance en mi cuarto, y después de Raphael, mi primer año de Suiza, que venía buscando Internet y se quedó repantigado en mi sillón maravilloso, enseñándome un poco de alemán suizo. Es un dialecto tan extremadamente gemütlich, una palabra que no se puede traducir al español, pero que designa a Bennie cuando se pone su enorme jersey noruego y me da un abrazo, a un gato acurrucado calentándote la tripa, a mi cama llena de cojines y postales y quizá también a Álvaro cuando me rasca la mejilla con su barba de tres días.
Acabé tres minutos antes de tener que irme, eso sí, muy satisfecha con lo escrito, y subí a «la colina de los profesores» en la oscuridad y la lluvia, para llegar a la acogedora casita de María Teresa. La verdad es que estaba bastante nerviosa, porque María Teresa y yo hemos tenido nuestros desacuerdos y yo no estaba muy segura de mi trabajo… Pero enseguida me sentí muy a gusto. Katu, que tenía «cita» antes que yo estaba todavía, y me hice un té indio que me ofreció María Teresa. Su casa es como el templo de la Literatura y el Arte al que acuden los habitantes de Flekke a presentar sus respetos. Muchos libros, un retrato de Frida Kahlo y entradas y recuerdos de sus visitas al Teatro del Globo para asistir a distintas representaciones de obras de Shakespeare. Fue una conversación muy productiva, de la que salieron aspectos nuevos de mi trabajo, muy interesantes, y a la vez la seguridad de haberlo hecho bien, porque podía hablar de él, y explicarlo y María Teresa entendía lo que quería decir. Me he dado cuenta de que el nuevo nivel de confianza y conocimiento que hemos alcanzado los segundos años, y que disfruto cada día más (como dice Fredrik: «Ya nos podemos andar desnudos entre nosotros. Total…»), se puede aplicar también a los profesores, y realmente disfruté mucho mi tutoría.
Poco a poco me voy acostumbrando a ser segundo año. A tener que irme del Dayroom un poco antes porque hay que trabajar, a renunciar a algunas conversaciones y visitas, a concentrarme cuando hace falta y a perderme algunas cosas. Voy dejando atrás la envidia que tenía a los primeros años y las ganas de volver a vivirlo todo, y en vez de eso disfruto su compañía relajante y divertida y de verlos comenzar estos dos años maravillosos. Cada uno tiene lo suyo, y yo lo mío no lo cambiaría por nada. Sólo hay que gastar un poco de energía en mantener la cabeza despejada, el rincón ordenado, la mente libre de estrés y la mente libre de estrés. Cuesta, pero vale la pena.
Ahora volvía de colgar la tarjeta para Kathrine en la kantina con Marco, y nos hemos dado cuenta de que las farolas del campus no funcionan esta noche. Se ven muchas más estrellas y las casas parecen tener velas detrás de algunas ventanas. Es precioso ver las sombras detrás del cristal, ver luz en algunos cuartos, en otros no. Gente doblando la ropa, preparando la mochila para mañana, comiendo una manzana, hablando, leyendo… Yo me voy a dormir. Os dejo un link, quizá un poco ridículo, pero nunca se sabe…