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crampons on the soles of her shoes

9 Oct

«People say she’s crazy
She got diamonds on the soles of her shoes,
Well that’s one way to lose these
Walking blues,
Diamonds on the soles of her shoes»

Diamonds on the soles of her shoes – Paul Simon

En vez de llevar diamantes en las suelas de mis zapatos, como la chica en la canción de Paul Simon, yo llevo algo más apropiado: crampones. El miércoles tuvimos el encuentro con Joakim y Jan Erik, que son del Departamento de Actividades al aire libre y nuestros monitores durante la excursión al glaciar.

Los crampones nos han hecho mucha ilusión, igual que los sacos de dormir, los guantes, bufandas y la ropa térmica que hemos recibido, y que probablemente será innecesaria en el glaciar. Cuando preguntamos, ya asustados, por la temperatura, nos dijeron que como mucho tendríamos algunos grados bajo cero por la noche, y eso no es taaaaanto. Vamos, que para ser vikingos estamos un poco delicados. Nos iremos el lunes por la mañana y volveremos el jueves. Para dormir, usaremos una cabaña en algún lugar remoto del glaciar, y el plan es hacer excursiones de un día a diferentes zonas. Como os podréis imaginar, la cabaña no tiene agua caliente, electricidad ni duchas, así que poco a poco nos cubriremos de una capa de suciedad que nos aislará del frío todavía más. ¡Tengo unas ganas tremendas! En el grupo están Meta, de Alemania, Grey y Sophie, de Estados Unidos, Oliver, de Dinamarca, Rodrigo, de Costa Rica, y Oda y Regina, dos segundos-años de Noruega y Groenlandia, respectivamente. Curiosamente, tienen más experiencia con glaciares los estadounidenses y el danés que los nórdicos… Es un grupo muy agradable, y ¡espero seguir pensando lo mismo después de cuatro días de convivencia en aislamiento y ausencia de jabón!

Así que nada, entre muchas otras cosas, este fin de semana iré llenando poco a poco mi mochilón, que tiene pinta de ser más grande que yo. ¡Haré muchas fotos del maravilloso glaciar de Jostedalsbreen y de nosotros, armados y protegidos hasta los dientes, con tres bufandas y un piolet o «hachas de hielo»!

Como podéis ver en las fotos de la hormiga mutante asesina de hierro / crampones, es viernes, y por lo tanto he tenido boatbuilding y por lo tanto ha hecho buen tiempo. Yo ya lo he convertido en una cadena de causas y consecuencias lógica, no ha fallado ni una vez todavía. El único viernes que llovió a cántaros fue cuando tuve el curso de canoa y no fui al taller de construcción de barcos. Pero por muy optimista que sea, no creo que dure todo el año, de momento lo disfruto a tope. Hoy nos ha tocado limpiar el taller, lo quieren tener como los chorros de oro para el proyecto de construcción de barcos de la PBL (la semana de proyectos). Sin embargo, no me ha molestado: me he sentido como un aprendiz en toda regla que antes de aprender las técnicas del maestro, tiene que hacer un poco de trabajo sucio. Además, Ove y Holger, un segundo constructor muy simpático que ha venido por unos días, me han dejado oler la brea, el líquido impermeabilizante, y que por el olor podría ser un sirope muy apetecible, para comérselo a cucharadas en un momento de debilidad. También he probado la técnica del «klinken» (no tengo ni idea de cómo se escribe), con la que se pegan dos trozos de madera y que consiste en dar golpes a un clavo que une los dos trozos sosteniendo un segundo martillo al otro lado del tornillo, y se llama así por el sonido tan curioso que se produce, parecido a campanas.

En otros aspectos ha sido un poco distinto: World Today se ha movido al sábado, porque en el salón de actos tuvo lugar el concierto inauguracional de un proyecto en el que cooperarán el Colegio y Haugland, el centro de rehabilitación vecino, y que consiste en el trabajo con jóvenes que se están recuperando de un cáncer. No sé más detalles, pero nos han comentado que nosotros tendremos la oportunidad de hablar con los participantes, y la verdad es que me parece una propuesta muy interesante. Quiero decir, que nosotros somos un puñado de jóvenes a los que les ha sonreido la Fortuna, y hablaremos con personas que no han tenido tanta suerte. Una forma de romper la burbuja de Flekke.

También ha sido interesante el concierto, en el que se alternaron canciones en noruego, blues en inglés y fragmentos leídos de una historia sobre el cáncer y de los sentimientos que provoca. Lo mejor fue que lo del texto lo saqué yo solita. ¡Ahí están los estudiantes de noruego!

Algunas imágenes de la película

Misma canción, una escena de la película

Sí tuvimos nuestra película semanal: Across the Universe, un musical de la directora Julie Taymor, por cierto directora también de Frida, que utiliza versiones de canciones de los Beatles para una historia de amor y sobre las reacciones ante la guerra de Vietnam.

No es que me haya empujado a ponerme en pie y brindarle una ovación cerrada al acabar, pero no ha estado mal. El argumento no tenía especial importancia, era más una excusa para las canciones y la ambientación de la historia, pero me gustaron algunas escenas psicodélicas, que mezclan el collage de imágenes con la realidad, y fue divertido cantar con Grey todas las canciones. Si no fuera por eso, diría «Let the Beatles be the Beatles», pero siento desconfianza hacia las versiones-moderna- de-canciones-famosas-con-el-propósito-de-vender en general.

Come together – The Beatles

Por cierto, tengo que ver Harvey. La proyectamos en un Encuentro de Germanoparlanes (que en inglés suena mucho mejor) y para mi gran vergüenza, me dormí. Por favor, por favor no se lo digáis a nadie. Con la buena pinta que tiene la película: una comedia de enredos antigua con James Stewart, que interpreta a un señor que tiene como amigo secreto a un conejo blanco de dos metros de alto. Una de esas películas en las que puedes reirte y pensar a la vez. Este fin de semana recuperaré lo que me he perdido.

Mi cama desde ayer es de dosel, con una preciosa tela de flores, un poco retro y kitsch tendida debajo del techo.

Aparte de Harvey tengo más películas para ver, porque… ¡Me ha llegado otro paquete de casa! Esta vez los puentetomapeople se han superado a sí mismos: en el paquete había de todo, en su justa medida y pensado para mí con mucho, mucho cariño: un vestido de Pippi Calzaslargas, lana  y agujas para continuar haciendo punto, chocolate, una magnífica caja de té, con una selección cuidadosa de los mejores tés, ropa de invierno, un precioso fular de flores, material para el colegio, películas, chichetas para decorar mi esquina (por fin me siento como si estuviera en MI esquina) y cortinas para la cama, cortinas preciosas con las que puedo no sólo contar ovejas cuando no pueda dormir, como «leer» ovejas, porque algunas de ellas llevan mensajes escritos en el lomo. A pesar de que antes de irme había dicho que no, que no me hacen falta tantos paquetes, que recibir comida española o sobretodo «acostumbrada» es sólo un capricho, he descubierto que no soy distinta al resto de los mortales y que me encanta que me lleguen estos paquetes. He estado en una nube de alegría durante dos días…

Los leones vigilan que no haga el tonto en vez de estudiar. Lo malo es que a menudo cierran los ojos.

A parte de llenar mi mochila, estos dos días voy a tener mi primera «experiencia SAFUGE». SAFUGE es un grupo que recolecta dinero para llevar a cabo distintos proyectos especializados en niños de países pobres: la rehabilitación de un orfanato, dar dinero a una escuela… Y el dinero lo recolecta con cafés u otro tipo de trabajos. Dado que mucha gente aquí vive del campo, uno de los trabajos más abundantes es la limpieza de granjas, graneros, establos, poner vallas, pintar casas… El sábado y el domingo haremos de lo primero, y todo el mundo parece sentirse como si estuvieran asumiendo un trabajo extremadamente dfícil, duro y asqueroso, pero yo no lo veo tan mal. Quiero decir, que hasta la mierda se puede dividir en los mismos átomos de los que estamos hechos nosotros… Menos mal que no nos va a llevar todo el día. También haré fotos.

No creo que os interesen las fotos de mis horas sentadas en mi escritorio, ¿no? Tengo un montón de lectura. Para Español, Hamlet (del bloque de Literatura Universal) y Don Juan Tenorio (que ya me he leído y me hace mucha ilusión) y para Inglés, El curioso incidente del perro a medianoche, de Mark Haddon, que también he leído y me encantó.

Otra actividad planeada es dormir, pero sólo si tengo un hueco en la agenda, porque parece imposible encontrarlo. Voy a dejaros para dedicarme a esto, ¿vale? Que sepáis que desde hace algunas semanas uso dos agendas, un cuaderno de ideas abstractas, una lista de las cosas para hacer y un calendario virtual. En fin. Exageraré, pero por lo menos no me pierdo en la inmensidad del cosmos .

Buenas noches y un beso desde Flekke.

nuevas del taller vikingo

25 Sep

Creo que ya tengo cien fotos prácticamente iguales, pero cada vez que hace sol no puedo reprimirme.

Este pequeño esquema era del día anterior, que me perdí por el curso de canoa.

No sé porqué, pero siempre hay buen tiempo cuando nos vamos a nuestra actividad de construcción de barcos. El taller se inunda de una luz preciosa que invita a hacer fotos. Total, que vengo yo tan contenta con mi pequeña cámara, «klein aber fein», que además es waterproof y shockproof y una preciosidad, y me pongo a inmortalizarlo todo, y aparece Matthew con su cámara reflex, un pedazo objetivo que más que un objetivo pegado a una cámara, es una cámara a un objetivo pegada, y el trípode, así que le dejé el hacer las fotos a él y yo me dediqué a trabajar. Hoy hemos estado midiendo el barco original y haciendo las partes de un modelo a tamaño real, que luego trasladaremos a la madera que vamos a usar. Esto lo hacemos porque tenemos que emplear madera que tenga ya determinadas curvas naturales.

Una de las sierras que usaremos

Halfdan y Matthew, dándole a la sierra eléctrica. Pronto subiré las fotos de Matthew, que son mucho mejores que las mías…

Anoche tuvimos película, como todos los viernes, con la característica especial que esta vez era una película más o menos presentable, que no me gustó especialmente, pero sobre la cual por lo menos se puede hacer una crítica constructiva. Ha sido Adiós Bafana, de Bille August, una película sobre la época del apartheid en Sudáfrica y los años que Nelson Mandela pasó en prisión. El protagonista, James Gregory (Joseph Fiennes) es un guardia de prisión que entra a trabajar en Robben Island, donde está encarcelado Nelson Mandela (Dennis Haysbert). Allí resulta tremendamente útil por sus conocimientos del idioma nativo de la zona, por lo que puede espiar a los prisioneros. Así se ve implicado indirectamente en la muerte de varios compañeros de Mandela que trabajan por la igualdad en el país y también de su hijo, a la vez que conoce mejor al líder y sus ideales, que no son tan crueles como imaginaba. Gregory sufre las amenazas de sus jefes y altos mandos de las prisiones por tratar de forma respetuosa a los encarcelados negros, la incomprensión de su familia y el dilema entre su responsabilidad para con su trabajo y los ideales que está descubriendo. Entre Mandela y Gregory se desarrolla una peculiar relación, que revela el pasado de Gregory y la amistad anterior que tuvo con un chico negro y que quiso negar durante todos esos años.

No me ha gustado especialmente la película porque me ha parecido demasiado fácil: por un lado, los personajes eran muy estereotípicos, al igual que los papeles que jugaban en la trama: la mujer, rubia y guapa, que no se preocupa de otra cosa que de sus fiestas de té, su popularidad, su salón de peluquería improvisado, su vestimenta, su casa y sus hijos; los hijos se horrorizan ante los malostratos hacia los negros, sobretodo la niña, claro está, lo que hace reflexionar al padre; el personaje principal, que cambia de opinión muy rápido después de ver las consecuencias de sus actos, pero tiene que  hacer la difícil decisión entre permanecer fiel a sus ideas o proteger su familia y defender el país.

Gregory, obedeciendo las órdenes de sus superiores, deja un recorte de un periódico en la celda de Mandela, para que éste sepa que su mujer también ha sido encarcelada.

El guión me pareció un poco previsible y demasiado dramático en ocasiones, porque provocaba incluso algunas risas entre el público que creo que no estaban en las intenciones del director. Claro que el público estaba bastante propenso a risas, más que a lágrimas, pero aún así… La rapidez con la que el protagonista cambia de opinion, el proceso tan típico por el que pasa, con todos los pasos que se pueden predecir (tienen éxito  en el trabajo, le ascienden, mientras que aumenta su mala conciencia, etc, etc). Le faltaba un poco de elegancia.

La (muy) típica familia de James Gregory: su mujer (Diane Kruger) y sus hijos. Se insinua que el hijo muere asesinado más tarde, repitiendo lo que le ocurrió al hijo de Mandela.

Antes del verano vi en el Cine Campoo, que ahora queda tan lejos, Invictus, que trata de las primeras semanas del gobierno de Mandela y del Mundial de Rugby que se jugó en Sudáfrica. No es tampoco una obra maestra, es muy de final feliz, emoción, good feelings, pero después de ver a Morgan Freeman interpretando a Mandela, me imagino que muchísimos actores en el mismo papel no se pueden comparar con él. Así es también aquí, pues aunque ambos han hecho un buen trabajo, esta vez me quedo con Freeman.

Gregory recuerda la lucha que le enseñó Bafana, su amigo de infancia.

Este fin de semana lo voy a dedicar a estudiar y dormir, para equilibrar todo el «socialising» de esta semana. Y porque necesito recuperar, para qué vamos a mentir. Esta mañana he dormido hasta la 1, y Karolina y Rinchen, con las que me quería ir de excursión a las 10, me intentaron despertar y me encontraba fatal. Así que a la 1, me las encontré delante de mi habitación con un plato de fideos precocinados, una taza de té, un bombón y una pequeña tarjeta con un «que te mejores» de parte de la habitación 102 de Denmark House: Tangut, Olga, Sharanya, Sarah, Karolina + Hero (en proceso de adopción). ¿No es maravilloso?

Ahora estoy en el E-Building, el dedicado a las Ciencias, donde Internet es mejor. Es irónico y exasperante el buen tiempo que hace, pero por lo menos Irene, mi segundo año, lo está disfrutando por mí…

Irene estudiando Historia. La verdad es que me alegro de tenerla aquí. Me ha ayudado después de la primera impresión de «¡Socorro! ¡El Bachillerato Internacional es demasiado difícil para mí!»

Manos a la obra

10 Sep

Me contaba Irene que en Flekke, los viernes son los días en los que la gente se va pronto a la cama en vez de salir de fiesta, porque todos están exhaustos después de una semana de trabajo intenso. Pues es cierto: aquí estoy, a las diez y media ya en pijama y con la cortina cerrada. Este fin de semana necesito energía, hay un montón de cosas que hacer: además de los deberes, lo más importante es preparar nuestro número para el «first year show», que ha sido seleccionado y que es bastante trabajo. Ya os contaré cuando lo hagamos…

Atención, no aparcar. Avisamos grúa.

Me voy a la cama cansada, pero contenta, muy contenta. Esta tarde he tenido mi primera hora de la actividad de construcción de barcos, y de verdad tengo la sensación que va a ser fantástico. Primero el lugar: tenemos un taller para nosotros, diáfano, todo hecho de madera clara y con una salida de garaje al fiordo, por la cual hoy entraba toda la luz del sol. Allí también está el barco original, un barco típico de la zona, de principios del s. XVIII, que utilizaba el sheriff para llegar de un lado para otro. Es para cuatro remeros, tiene unos seis metros de largo y se le puede poner un mástil para una vela. El «maestro carpintero» también me ha convencido. Se llama Ove Losngård y tiene bastante experiencia en el trabajo con madera y en la construcción y restauración de barcos en particular. Es tranquilo, pausado y realmente parece saber lo que hace. Mis compañeros tampoco están nada mal: son Mitch (Cánada), Matthew (Estados Unidos), Naomi (Hong Kong), Halfdan y Wiktoria (Noruega). Se os han unido muchos profesores, no sé si para la introducción o porque tienen las mismas ganas de construir un barco que yo. Hay que reconocer que es un projecto que apetece.

Hoy no había mucho que hacer: hemos sacado otro barco fuera, para hacer sitio, y observado con detenimiento el original, mientras Ove nos señalaba algunas partes importantes o características, cuyos nombres iremos aprendiendo poco a poco. En noruego, por supuesto. Al final, Ove nos hizo un pequeño boceto de cómo empezaremos, y ha sido muy emocionante ver cómo el barco aparecía poco a poco en el papel. ¡En mayo lo tendremos delante de nuestros ojos! Sólo con pensar que podremos salir a remar en nuestro propio barco antes de que acabe el curso nos hizo sonreír de oreja a oreja. Un paso más hacia convertirme en una auténtica vikinga, si no lo soy ya.

El barco original, y la luz en el taller.

Durante la Semana de Proyectos que tenemos en octubre, uno de las opciones será un taller acerca de «cortar cuellos», una técnica de nombre bastante macabro relacionada con la construcción del barco. Si participo, me perdería la oportunidad de vivir en silencio durante una semana en un lugar de la costa, idea que también me atrae un montón. ¿Qué voy a hacer? Las elecciones son una de las cosas más duras por aquí.

También estoy contenta porque he saltado al fiordo, después de dos semanas en las que he abanonado mi ritual y he tenido la sensación de traicionarme a mí misma. Y estoy contenta porque Meta y yo hemos llevado a cabo nuestra performancia de tejer durante el foro de debate, en el auditorio. Ha sido divertido y productivo, al mismo tiempo en la longitud de la bufanda como en el aprendizaje sobre la situación actual en Irlanda y Venezuela, sus motivos y consecuencias. Muy estimulante.

Estoy contenta porque he recibido muchos comentarios, y los he visto todos cuando he abierto la bandeja de entrada de mi correo electrónico. ¡Gracias, chicas!

Me voy a dormir. Quizá no oigáis mucho de mí estos días, hay tantas cosas que hacer… Por cierto, el mismo fin de semana de nuestra actuación, tengo un curso intensivo de líder de canoa. Sólo había nueve plazas y no me hubiera ni enterado si no hubiera sido por Karolina, que me inscribió en cuanto lo vió. Eso sí que es una buena amiga…

Buenas noches. Quizá no leáis mucho de mí