Hoy no ha sido uno de los mejores días de la RCNUWC-Experience, y eso que ha sido un domingo. Véis, si es que al final va a resultar que los fines de semanas son malos. Aquí son un poco malos porque no se duerme lo suficiente. Ayer me fui a la cama tarde, no me acordé hasta el último momento de que hoy teníamos Advisor-trip, es decir, que nos fuimos todos los que tenemos el mismo tutor/Advisor de excursión a un lago no muy lejos de aquí. Lo que podrían haber sido unas bonitas horas al sol en un marco incomparable se convirtió en un auténtico rollo por mi dificultad en mantener los ojos abiertos. La falta de sueño produce un comportamiento anti-social, después de un baño en un lago noruego es imposible entrar en calor, el taco de deberes se distorsiona y parece el triple de grande, el Bachillerato en general crece hasta convertirse en una montaña de 12º grado, imposible de escalar, y nadie te quiere.
Mañanas de niebla…
Vamos, que no estaba del mejor humor y tenía que hacer deberes, así que encima cometí el terrible error de intentar estar con la gente y hacer deberes a la vez, cosa que con algunos «elegidos» funciona bien, con el resto de la gente, mal. Ya os podéis imaginar que en las próximas dos horas las pasé sin hacer ni lo uno, ni lo otro, atascada en mi análisis literario y odiando el mundo en general. Porque nosotros en España lo único que hacemos es sacar patatas de la tierra, hacer tortilla de patatas, comer tortilla de patatas, cantar flamenco y torturar toros, y un análisis literario como Dios manda no lo he hecho en la vida y mañana a primera hora tengo clase con María Teresa y vaya primera impresión voy a dar y a ver qué reflexión profunda me suelta.
Es que estoy en una edad muy difícil.
Bueno, mi salvación fue un encuentro en el Silent House (lo siento, pero la traducción suena demasiado tonta) sobre el significado del Ramadán, que me vació un poco la mente de mis pequeños problemas y me hizo pensar en otra cosa. Fue una experiencia muy interesante, no tanto por los pequeños matices que se añadieron a mi imagen del Islam como por la participación de diferentes personas que aportaron cada uno su punto de vista, a veces muy distintos entre sí. un claro ejemplo de que la religión puede ser después de todo flexible y abierta a interpretaciones personales… Después limpié el baño, lo cual me hizo sentir mucho mejor (sí, sí, alegráos en Puentetoma, cuando vuelva me podéis poner a fregar el váter) y después Karolina y yo nos fuimos al Hoeg a hacer nuestros deberes «de verdad». He escrito seis páginas sobre un texto de medio folio, lo cual no quiere decir nada, pero por lo menos me hace sentir satisfecha conmigo misma. Así que aunque la vida sigue sin ser fácil por estos lares, ya me he recuperado del pequeño bajón, también gracias a las ingentes cantidades de chocolate que he devorado y al blog, que se está convirtiendo, como ya predijo Andrea, en una especie de terapia.
… tardes de paseo. Vista desde nuestro lugar de escalada.
Procedo pues a contaros lo que he estado haciendo estos dos días, que no ha sido poco.
El viernes probé la actividad extra-académica de escalada. Nos fuimos por dos horas a unas rocas no muy lejos del campus y nos dejaron probar algunas vías. Las rocas son diferentes a la caliza familiar de Recuevas, pero he hecho las dos vías que he intentado y me he acordado de Javi, mi «maeztro».
Lo he disfrutado mucho y estaba firmemente convencida de que ésta iba a ser una de las actividades elegidas para este trimestre, cuando vi al volver un papel colgado en el tablón de la kantina que anunciaba una actividad de construcción de barcos. Concretamente, se trata de hacer una réplica de un barco tradicional del siglo XVIII con otros cinco estudiantes y la ayuda del especialista Ove Losngard. Como necesitaban a muy poca gente, no lo pensé mucho y me apunté. Me ha dado pena por la escalada, pero ya lo haré en otro trimestre. Ahora estoy emocionada ante la expectativa de ponerme a serrar, martillear, medir, pegar y crear un auténtico barco vikingo. Sólo espero que valga la pena y haya tomado la decisión correcta. La esclada la dejo para el semestre siguiente.
El viernes tuvimos también nuestro primer World Today. World Today es un foro de debate semanal que trata temas de actualidad y proporciona un espacio para discutir, argumentar, escuchar, informarse y aprender a debatir. Empieza siempre con una breve introducción al tema, presentada por el grupo que lleva el foro y después sigue un sistema estricto de intervenciones y réplicas. Está liderado por Angelika, mi segundo-año de Alemania y tiene lugar en el auditorio, lo que le da un aura de importancia. Esta semana se ha tratado la guerra de Afganistán, cómo esta se puede ver afectada por el descubrimiento de enormes reservas de minerales en territorio afgano y cuáles deberían ser las reacciones de las potencias involucradas. Yo fui sólamente para escuchar y me pareció muy interesante. Se quedó un poco atascado en el medio, dando vueltas y vueltas a lo mismo y de vez en cuando me pareció que se hacía demasiado personal, pero por lo demás fue estupendo.
Luego el club de cine proyectaba una película, como todos los viernes. Pero no parece que la calidad vaya en aumento, así que yo me decidí a formar parte de la resistencia y negarme a ver «Crepúsculo», ni siquiera por su dudoso valor cómico. Sinceramente, me sorprende la selección de películas del club del colegio. Sin tener nada en contra de «Crepúsculo» y sus miles de millones de fans, creo que es una película que se puede ver perfectamente con unos amigos en una habitación mientras se usa el salón de actos para algo más provechoso. Pero en fin… Degusté los pancakes de mi compañero danés Oliver (aquí ya ha comenzado la fiebre por las cosas precocinadas y la pasta con sabores artificiales) y a las once me fui al café Snikkarbua, donde la tarta de queso estaba de nuevo exquisita.
¿Qué hace una medio alemana, medio española, de 47 kilos en la barra de un parque infantil?
El tonto.
Ayer por la mañana nos fuimos a Dale, a ver los bailes tradicionales de las Islas Faroe, que se presentaban en un evento cultural. Lo que nos encontramos fue un grupo de personas mayores bailando en círculo, cogidos de las manos, siempre un paso a la derecha y dos a la izquierda, mientras uno de ellos cantaba canciones. Nos unimos y nos lo pasamos bastante bien, aunque los latinos no se pudieron reprimir comentarios mordaces acerca de la pasión y la sensualidad nórdica. Pero a mí me gustó el baile por parejas que nos enseñaron al final. No era especialmente rápido ni complicado, pero parecía ser muy bonito si se hacía bien. A veces las insinuaciones sutiles, la elegancia y las miradas entre los dos bailarines me parecen más interesantes que «menear el bullarengue» todo el tiempo. Tengo una respuesta estándar preparada para cuando me recriminan mi «frialdad europea» y mi poco espíritu latino, y es que nosotros tenemos otro tipo de llama, que no es tan obvia pero que cuando finalmente arde, calienta tanto como cualquier fuego latino. En fin, de alguna manera hay que defenderse, y a mí los ojos azules y fríos del chico ruso me parecen tan atractivos como los verdes y cálidos de mi compañero de Costa Rica…
¿Y qué hace un costarricense de… ¿60 kilos? en la barra de un parque infantil?
Pues el tonto también.
Por la tarde estuvimos viendo «Friends». Sí, ya véis que estoy llenando los imperdonables huecos en mi cultura general… He hecho una inusual cantidad de fotos de personas (Ben y yo somos los fans del detalle y de las «fotos de cosas»).
Así empezamos, y después de cuatro episodios estábamos despatarrados los unos encima de los otros. La vida del estudiante es dura, de vez en cuando es necesario distraerse un poco… De izquierda a derecha: Rafael de Venezuela, Rodrigo de Costa Rica, Samuel de Venezuela también, Mende de Bután y Karolina de Polonia.
Por la noche tuvimos el show de los segundos-años, que fue impresionante. Es increíble lo que un grupo de chicos de dieciocho, diecinueve años puede montar en dos semanas. Por un lado la parte técnica (el sonido, las luces, las mezclas, todo encajaba a la perfección) y por otro, las actuaciones: auténticos talentos en el baile, el canto, la comedia, el teatro… Desde una preciosa danza que hicieron el chico de Sri Lanka y la chica de Pakistán hasta un pequeño sketch sobre los «nuevos vikingos». Desde el Waka Waka bailado con mucha gracia entre otros por Irene, mi segundo-año, hasta una canción de Tracy Chapman interpretada por Irina, de Nepal. Desde chicos desnudos hasta genios de la geografía… El público aplaudió hasta rabiar y encontró inspiración de sobra para nuestro show, que es en dos semanas y que tiene que ser todavía mejor, si es posible. Lamentablemente, mis fotos del evento no valen para nada. Astar lo tiene grabado en video, así que a ver si podemos publicarlo de alguna manera…
Como se puede ver, tampoco se está tan mal por aquí. Sólo hay que dormir de vez en cuando, así que ¡buenas noches!
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